AFP
Un total de 41 personas, entre ellas tres niños, desaparecieron en el Mediterráneo tras naufragar la semana pasada una embarcación que partió de Sfax, Túnez, con 45 migrantes a bordo, informó la ONU en Italia este miércoles, citando a cuatro supervivientes.
Las agencias de la ONU para los refugiados (Acnur), la infancia (Unicef) y las migraciones (OIM) lamentaron en un comunicado conjunto este «terrible naufragio ocurrido entre el jueves 3 y el viernes 4 de agosto en el Mediterráneo».
La embarcación de metal volcó debido al mal tiempo en la madrugada del viernes tras salir del puerto de Sfax, según las agencias.
«Esto demuestra la absoluta falta de escrúpulos de los traficantes que, de esta forma, exponen a los migrantes y refugiados a altísimos riesgos de muerte en el mar», denunciaron las tres agencias de la ONU.
Los supervivientes, un menor no acompañado de 13 años, una mujer y dos hombres, fueron rescatados por un barco mercante y llevados a isla de Lampedusa por la guardia costera italiana. Los migrantes, originarios de Guinea y de Costa de Marfil, sobrevivieron flotando en cámaras de aire a la deriva durante varios días y llegaron en buen estado de salud, dijo en un comunicado la Cruz Roja Italiana, que gestiona el centro de recepción de migrantes de la isla.
La organización confirmó que, según sus testimonios, había al menos 45 personas en el barco cuando se hundió. Ninguno de los desaparecidos estaba emparentado con los supervivientes.
Frontex, la agencia de fronteras de la UE, indicó que uno de sus aviones había detectado el martes por la mañana «un barco a la deriva con cuatro personas a bordo» en aguas libias y que había dado la voz de alerta para que fueran rescatados.
La frágil embarcación de siete metros se volcó a causa de una gran ola, lanzando a todos los pasajeros al mar. Solo 15 llevaban chaleco salvavidas, pero pese a ello se ahogaron.
«El mar estaba muy agitado (…) Embarcar con ese mar es verdaderamente criminal. Los traficantes realmente no tienen escrúpulos», denunció el miércoles el responsable de prensa de la OIM en Italia, Flavio Di Giacomo.
«Los barcos de metal empleados son los más frágiles que he visto nunca en el Mediterráneo central», observó. «Los migrantes subsaharianos están obligados a usar esos barcos low-cost que se rompen al cabo de 20 o 30 horas de navegación», lamentó.
Por ello, «es probable que haya muchos más naufragios de los que tenemos conocimiento, ese es mi mayor miedo», señaló Di Giacomo.
Una hipótesis avalada por la gran cantidad de cuerpos encontrados en el mar en la ruta migratoria entre Túnez e Italia. Este accidente se suma a varios naufragios letales reportados en los últimos días tras una racha de mal tiempo.
Las autoridades informaron el lunes que 16 migrantes habían muerto frente a las costas de Túnez y Sáhara Occidental, y el domingo, la OIM anunció que al menos 30 personas estaban desaparecidas después de dos naufragios cerca de Lampedusa.
Ante esta nueva tragedia, las tres agencias de la ONU «reafirman la necesidad de mecanismos coordinados de búsqueda y rescate y continúan pidiendo a los Estados que incrementen los recursos y capacidades para cumplir con sus responsabilidades de manera efectiva».
La diminuta isla, situada a unos 145 kilómetros de Túnez, es el primer puerto para miles de migrantes que llegan a Europa desde el norte de África. Pero muchos no sobreviven, haciendo del cruce del Mediterráneo central el más mortífero del mundo.
Más de mil 800 personas murieron haciendo esa ruta en lo que va de año, y según cifras de la OIM del viernes, podrían elevarse a casi mil 900 tras los últimos naufragios.
Esto supone más del doble que en el mismo periodo de 2022, dijo Flavio di Giacomo, que recordó que probablemente se trata de una estimación a la baja.
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