La vida está llena de ciclos y ayer, una semana después de la muerte de su padre, Alejandro Fernández regresó a un escenario, curiosamente el último que el Charro de Huentitán pisó en vida.
El Auditorio Telmex, en Guadalajara, fue testigo del primero de tres conciertos de «El Potrillo» en el cual abrió recordando a la leyenda de la música mexicana.
«Esta noche los invito a dejar que nuestra música sea nuestra medicina, que nos una, que no llene de alegría, de muchísimo amor», dijo al iniciar el recital.
«Que la última vez que mi padre pisó el escenario fue justamente aquí. Celebremos su vida con un aplauso que llegue hasta el cielo, lo estaban esperando para cantarle a los angelitos», dijo.
El público reaccionó positivamente a la invitación y ejecutó varios segundos con sonido de palmas.
Pero las emociones no acabaron ahí, pues llegó el momento en que al escenario subió Alex Fernández, hijo de Alejandro y nieto de «Chente», para interpretar «El tiempo no perdona», canción que su abuelo le había pedido grabar.
El tema hizo llorar al cantante de «Como quien pierde una estrella», imagen que fue captada por la gran pantalla del inmueble. Padre e hijo se abrazaron por varios segundos entre aplausos de los asistentes.
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