Rusia lanzó este viernes el enésimo ataque masivo con misiles y drones sobre ciudades ucranias, teniendo como objetivo instalaciones de la red de calefacción de las casas, tan necesaria en esta época del año. Según las autoridades ucranias, los sistemas de defensa antiaérea lograron derribar 60 de los 70 misiles que disparó el ejército ruso.
El ataque –con cohetes de crucero lanzados desde bombarderos estratégicos TU-95 y buques de guerra en el mar Negro, sin contar los bombardeos con proyectiles y drones desde tierra– dañó instalaciones de alto voltaje e infraestructuras generadoras de calefacción en seis regiones del país, conforme datos del ministro de Energía ucranio, Herman Galushchenko.
Los mayores daños se registraron en las regiones de Zaporoyia, Jarkov y Jmelnitsky, donde los servicios de emergencia trabajan sin descanso para reanudar el suministro de calefacción a las casas, agregó el ministro. Por su parte, el secretario del ayuntamiento de Zaporiyia, Anatoli Kurtiev, declaró que las fuerzas rusas atacaron la ciudad 17 veces durante la madrugada.
Pero también los medios de comunicación ucranios consignaron este viernes que se escucharon explosiones en Kiev, Krivoy Rog, Vinnitsa, Ivano-Frankovsk, Lvov, Odesa, Dnepropetrovsk, Poltava y otras ciudades.
De acuerdo con el comandante en jefe de las tropas ucranias, Valery Zalushny, “dos misiles Kalibr (Calibre) lanzados desde buques en el mar Negro sobrevolaron el espacio aéreo de Moldavia y Rumania”, este último miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
Estos misiles, en palabras del presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, “son un abierto desafío a la OTAN, a la seguridad colectiva. Es un terror que se puede y se debe detener. El mundo debe detenerlo. Agradezco a todos los que lo entienden”.
Chisinau condenó la violación de su espacio aéreo y presentó una protesta formal tras convocar al embajador ruso, mientras Bucarest admitió que sus radares detectaron el lanzamiento de esos misiles cerca de Crimea, pero aseguró que nunca cruzaron su frontera, pasando a 35 kilómetros de distancia lo más cerca.
Por otro lado, el vocero de las fuerzas aéreas ucranias, Yuri Ignat, explicó que Rusia está utilizando cada vez más proyectiles de los sistemas de defensa antiaérea S-300 contra blancos en tierra.
Considera Ignat que es imposible contabilizar cuántos de esos cohetes tiene Rusia –muchos estaban almacenados desde la época soviética–, y sostiene que mientras más lejos lleguen menor precisión tienen, lo cual causa numerosas víctimas entre la población civil al impactar de forma incontrolada en edificios administrativos y viviendas.
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