AFP
La justicia francesa absolvió este miércoles al antiguo líder del grupo separatista armado vasco ETA Josu Ternera, al no hallar «elementos» de un papel activo de 2011 a 2013 durante sus años de clandestinidad en Francia.
La decisión representa una primera victoria en Francia para el histórico dirigente, dos semanas antes de un nuevo juicio por pertenencia a ETA, en esta ocasión durante el período 2002-2005.
Una vez terminado este segundo proceso, podría ser entregado a España, pues la justicia aceptó en noviembre de 2020 el principio de su extradición solicitada por Madrid.
Josu Ternera, de 70 años, había sido condenado en 2017 en rebeldía a ocho años de prisión por su «participación» en un grupo «terrorista», pero tras su detención en 2019 en los Alpes franceses pidió ser juzgado de nuevo.
El tribunal correccional de París consideró ahora que no se hallaron «elementos ni materiales ni intencionales» de su participación en ETA entre 2011 y 2013, ni armas, ni documentos, ni restos de ADN, etc.
«La vida en clandestinidad con un falso nombre y un falso apellido, pero no documentos falsos, no puede constituir un elemento material o un acto» para preparar atentados, subrayó la presidenta del tribunal durante la lectura del fallo.
El exdirigente de ETA, vestido con chaqueta negra y camisa blanca, se abrazó con aparente felicidad a su abogado al término de la lectura del veredicto, constató la AFP.
«Estamos aliviados, satisfechos. Era una decisión necesaria. El tribunal puso fin a un caso que nunca debería haberse abierto», aseguró a los periodistas su abogado Laurent Pasquet-Marinacce.
Durante el juicio, la fiscalía había pedido cinco años de prisión.
Josu Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea –su verdadero nombre– está considerado como uno de los dirigentes históricos de ETA y estaba acusado de haber desempeñado un papel importante durante su vida en clandestinidad en el departamento de Ariège (sur).
Durante su juicio en junio, alegó que cortó los lazos con la banda armada en 2006 y que su vida bajo una falsa identidad en una casa rural de Ariège fue la de un «leñador», «aislado del mundo».
Sin embargo, reconoció haber aceptado participar en las conversaciones de paz en Oslo entre 2011 y 2013 y leer el comunicado de la disolución de la organización el 3 de mayo de 2018, pero siempre «fuera» del aparato.
«Tenía un papel activo y central en el proceso de paz», estimó su abogado, para quien el tribunal, con su fallo, reconoció que ETA vivía entonces luchas internas y que algunos buscaban poner fin a las actividades armadas.
Aunque el fallido intento de negociación en Noruega no entraba en el ámbito del juicio, el veredicto subraya que «participar de una manera u otra» en un proceso de resolución de conflictos «no constituye un delito» de participación a un grupo terrorista.
Reclamado por la justicia española desde 2002, Josu Ternera vivió en clandestinidad hasta su detención en mayo de 2019 –tras más de 16 años de fuga– en el aparcamiento de un hospital donde iba a tratarse.
El 13 y 14 de septiembre, la justicia estudiará de nuevo la participación de Ternera en ETA entre 2002 y 2005, por el que fue condenado en rebeldía en 2010 a siete años de prisión en apelación.
Surgida en 1959 bajo la dictadura de Francisco Franco, ETA está acusada de haber matado a 853 personas durante cuatro décadas de violencia en nombre de la independencia del País Vasco.
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