AFP
El banco central de China recortó este lunes una tasa de interés clave, en un intento por revertir la desaceleración posCovid en la segunda economía más grande del mundo.
La economía se ha visto arrastrada recientemente por la incertidumbre en el mercado laboral y por una ralentización global, lo que pesa en la demanda de productos chinos.
Los problemas financieros del sector inmobiliario, con varios pesos pesados del sector al borde de la bancarrota y luchando por completar proyectos, también golpea de manera importante el crecimiento.
Otro indicio de ralentización es que los créditos a los hogares alcanzaron el mes pasado el nivel más bajo desde 2009.
Ante esta situación, la tasa preferencial de préstamos (LPR) a un año, que sirve como punto de referencia para los préstamos a hogares y empresas, se redujo del 3.55% al 3.45%, dijo el Banco Popular de China (PBoC, por sus siglas en inglés) en un comunicado. Dicha tasa ya había sido recortada en junio.
La tasa LPR a cinco años, usada para fijar el precio de las hipotecas, se mantuvo sin embargo en el 4.2 por cieto.
Observados de cerca por los mercados, ambas tasas se ubican ahora en mínimos históricos.
La medida de este lunes, al contrario de la tendencia en los bancos centrales occidentales, que han subido tasas para atajar la inflación, pretende alentar a las entidades comerciales chinas a prestar dinero con tipos de interés más ventajosos a empresas y hogares.
Los analistas entrevistados por la agencia Bloomberg esperaban no obstante un recorte de tasas más ambicioso.
«Este recorte de la tasa LPR es decepcionante», y podría ser incluso contraproducente si los mercados lo interpretan como una «reticencia» del poder chino a tomar medidas de estímulo más consecuentes, destacó Maggie Wei, del banco norteamericano Goldman Sachs.
Las bolsas chinas no recibieron bien el anuncio. Shanghái perdió al cierre un 1.24%, Shenzhen un 1% y Hong Kong 1.82 por ciento.
El viernes, el banco central y los reguladores financieros habían destacado la necesidad de «apoyar» más la economía y reducir «los riesgos y peligros ocultos», según reportaron medios oficiales este domingo, sin precisar la naturaleza de los mismos.
La ansiada recuperación posCovid, luego del fin de las restricciones sanitarias a finales de 2022, perdió impulso en los últimos meses, y el sector inmobiliario sigue en crisis.
Los problemas de la promotora Country Garden, considerada durante mucho tiempo como sólida y ahora muy endeudada, hace temer una quiebra de consecuencias inconmensurables para el sistema financiero chino.
Los malos indicadores de las últimas semanas acentúan la presión en favor de un amplio paquete de estímulo, cosa que el poder se niega a hacer para no aumentar el endeudamiento.
El gobierno multiplicó en cambio las medidas en favor del sector privado, muy golpeado durante la crisis sanitaria, y del consumo, por medio de deducciones fiscales.
Pero dichas disposiciones no parecen surtir mucho efecto, en un momento en que además uno de cada cinco jóvenes está desempleado.
La desaceleración económica pone en riesgo la meta de crecimiento fijada por las autoridades, en torno al 5% para este año.
Si se logra, en todo caso sería una de las tasas de crecimiento anual más bajas de China en décadas, sin contar el periodo pandémico.
Pekín reconoció el miércoles «dificultades» económicas, pero criticó el pesimismo de analistas occidentales, que ponen en duda su capacidad para apoyar el crecimiento global.
«Seguramente se demostrará que están equivocados», advirtió Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
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