El humo de los incendios forestales canadienses invadió ayer la costa este y el medio oeste de Estados Unidos, y cubrió las capitales de ambas naciones con una neblina insalubre provocando retraso en los vuelos en los principales aeropuertos y obligó a las autoridades a instar a los residentes a permanecer en interiores.
Mientras las autoridades de Canadá solicitaban ayuda internacional para combatir los más de 150 incendios que arden en todo el país, que ya han desplazado a 20 mil personas, la mala calidad del aire, que Estados Unidos ubica en niveles peligrosos de contaminación, se extendía hacia la zona central del estado de Nueva York, el noreste de Pensilvania, y posteriormente hacia la zona metropolitana de la ciudad de Nueva York.
El aire insalubre llegaba incluso hasta Carolina del Norte e Indiana, afectando a 10 millones de personas, declaró a la agencia noticiosa Afp la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
Las autoridades sanitarias desde Vermont hasta Carolina del Sur, a lo largo de la costa este, así como de Ohio y Kansas, en el medio oeste, instaron a millones de residentes a limitar su tiempo al aire libre, advirtiendo que las partículas finas en la atmósfera podrían dificultar la respiración y plantear riesgos para la salud.
La Casa Blanca pidió a los estadunidenses con problemas de salud protegerse de la contaminación, e informó que envió más de 600 bomberos y equipos a Canadá, donde la capital, Ottawa, también estaba asfixiada con el humo.
En Nueva York, la Estatua de la Libertad y los rascacielos de Manhattan estaban cubiertos de una neblina naranja y café, mientras las mascarillas, vestigios de la pandemia, reaparecen en las calles. En Washington se percibía un olor acre bajo un cielo brumoso, a pesar del día soleado.
La Administración Federal de Aviación detuvo algunos vuelos con destino al aeropuerto LaGuardia y redujo la velocidad de los aviones a Newark Liberty y Filadelfia porque el humo limitaba la visibilidad. También contribuyó a retrasos en las llegadas al Aeropuerto Internacional Dulles, en las afueras de Washington, donde una densa neblina cubrió el Monumento a Washington y obligó a cancelar los recorridos al aire libre.
Las escuelas en varios estados cancelaron las clases de deportes y otras actividades al aire libre, cambiando el recreo al interior de los salones. Las carreras de caballos fueron canceladas en Delaware Park, en Wilmington, incluso para el día de hoy.
El índice de calidad del aire, una métrica de la EPA para la contaminación del aire, superó la asombrosa cifra de 400 en algunos momentos en Syracuse, ciudad de Nueva York, y en Lehigh Valley, Pensilvania. Cualquier valor superior a 300 se considera “peligroso”, cuando incluso a las personas sanas se les recomienda reducir la actividad física al aire libre.
La Liga Mayor de Beisbol pospuso juegos en Nueva York y Filadelfia, y se canceló un juego de la WNBA bajo techo en Brooklyn.
En tanto, el presidente estadunidense, Joe Biden, habló por teléfono con el premier acanadiense, Justin Trudeau, a quien ofreció “apoyo adicional en respuesta a los devastadores incendios forestales”, informó la Casa Blanca al cierre de esta edición.
La oficina de Trudeau señaló que ambos líderes reconocieron la necesidad de “trabajar juntos para abordar los efectos devastadores del cambio climático”.
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