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«Esperamos un milagro»: Alejandro de don Vicente

Alejandro Fernández salió al escenario del Auditorio Nacional a las 21:01 horas. Antes de que El Potrillo hiciera acto de presencia, un solo de saxofón calentó motores para lo que venía; vestido de traje de charro azul plumbago, con botonadura de oro, corbatín rojo, botas de gamuza y un arete, simplemente conquistó.

Su noche Alejandro la arrancó con Tantita pena; «¡Báilele, báilele, no sea ranchero!», le dijo a alguien de su equipo mientras cantaba Es la mujer. Pero la emoción fue total cuando gritó: «¡En honor del viejo!», haciendo referencia directa a su papá, don Vicente Fernández, al entonar Estos celos.

«Muchas gracias, el aplauso es para ustedes mi lindo público de México. Ha sido grande la espera, algunos han partido, pero esta noche los invito a que la música sea nuestra medicina, que nos una, nos llene de alegría y de mucho amor porque cantar es vivir y vivir es increíble», expresó emocionado para dar paso Estuve.

«Cuando pensamos que este show era mexicano, para septiembre, todo tiene arreglos así, muy de México; así que algunas canciones que eran pop ahora suenan diferente; ésta no quiero que la canten, quiero que la griten», pidió El Potrillo para regalar, al lado del saxofón del señor Isidro, Hoy tengo ganas de ti.

«Dentro de la pandemia tuve mucho tiempo para hacer muchas cosas, entre ellas, casi un hijo… no se crean. No puedo, bueno sí, pero no debo porque ya tengo muchos», bromeó Fernández, quien compartió que lo que sí pudo hacer fue colaboraciones con otros grandes de la música como Christian Nodal y cantó varias de esos featurings.

«La única forma que podemos faltarle el respeto a las mujeres es, ¡a besos!», mencionó, y provocó el furor con Mátalas. En el Auditorio Nacional, con su renovado sistema de sonido, se escucharon también Más no puedo, No lo beses, Qué voy a hacer con mi amor, Qué lástima y Me hace tanto bien.

También le rindió homenaje a Joan Sebastian, con Eso y más. También tuvo espacio para «recordarlo, cantándole» al maestro que se llevó el Covid-19, Armando Manzanero, con No. Siguió con su fiesta musical con Duele, Sé que te duele, Te voy a perder, Te olvidé, Decepciones y Que seas muy feliz.

Alejandro agradeció la oportunidad de volver a cantar en el Coloso de Reforma, en donde recordó «empezó el terror», cuando tuvo que cancelar una fecha por la pandemia, por lo que invitó a todos a seguirse cuidando para poder disfrutar de «la nueva normalidad a la que estamos regresando», expresó.

Visiblemente afectado, en un momento de su recital, antes de cantar «la última canción que grabé con mi papá en un estudio», Mentí, Fernández pidió al respetable que se uniera en oración y en un aplauso para pedir por la salud de El Charro de Huentitán; todo en un coro monumental dijo: «¡Don Vicente, don Vicente, don Vicente!».

«Como saben, mi papá… en la familia estamos pasando por un momento muy delicado. He aprendido que el amor y el cariño son medicinales, quiero que desde aquí juntos enviemos un aplauso muy fuerte, pero muy fuerte para el señor Vicente Fernández, don Vicente Fernández, de verdad que sí necesitamos mucho de sus oraciones.

«Sus buenas vibras. Gracias a las personas, familia, amigos y fans por escribir y desear que mi padre se recupere. Nosotros también estamos en eso; estamos un momento crítico y difícil, pero esperamos mucho porque somos muy creyentes de Dios y La Guadalupana, esperamos un gran milagro», expresó.

A pesar de este dolor, El Potrillo no perdió nunca la potencia de su voz y hasta las 23:04 horas, tras decir: «¡Muchas gracias, México, los quiero y mucho!», se despidió luego de haber cantado Me dediqué a perderte, Dónde vas tan sola, Como quien pierde una estrella, Canta Corazón, Caballero, Nube viajera y cerró con Se me va la voz.

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