La inauguración de la primera etapa constructiva de la Refinería Olmeca representa consolidar una nueva política energética, dejando atrás la etapa neoliberal, que se concentró en la venta de petróleo y desmantelamiento de la petroquímica, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Nos estamos preparando para dejar de importar gasolina, diésel y turbosina, ser autosuficientes. Es un cambio profundo de vender petróleo a transformarlo, y venderlo en el mercado interno”, aseveró. Luego consideró que este “es un sueño hecho realidad”.
Acompañado de todo su gabinete y poco más de un centenar de invitados especiales (entre ellos Carlos Slim y dirigentes empresariales), sostuvo que con toda la inversión que se ha realizado para apuntalar la refinación de petróleo (rehabilitar las seis refinerías, adquirir otra en Deer Park, Texas, y construir la de Dos Bocas), se pretende pasar de procesar 485 mil barriles diarios al comenzar su administración a 863 mil en la actualidad, con la proyección de alcanzar un millón 200 mil barriles hacia el final del sexenio.
El director de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, subrayó que esta nueva refinería refleja el rescate de la empresa pública. “En esta administración se rompió la tendencia de 15 largos años de declinación en la producción de petróleo, estabilizándola en el primer año e incrementándola posteriormente, de tal manera que al cierre de junio se alcanzó una producción de un millón 767 mil barriles diarios”.
En el recorrido que realizó López Obrador con la jerarquía militar y Romero Oropeza, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, detalló que en Dos Bocas se procesarán 340 mil barriles de petróleo que generarán, cuando esté en su plena capacidad, 170 mil barriles diarios de gasolina y 120 mil de diésel.
Nahle agregó que se eligió Paraíso como sitio idóneo porque al puerto de Dos Bocas llegan un millón de barriles de petróleo diarios. El proyecto implicó sustentarse en empresas nacionales, que proveyeron 72 por ciento del material que se requirió.
Coincidente con su informe por el cuarto aniversario de su triunfo en las urnas, López Obrador concentró la primera parte del discurso en celebrar un paso más hacia la autosuficiencia energética, sin dejar de condenar el pasado: “No podemos olvidar que acabaron con la petroquímica; dejaron en estado lamentable las seis refinerías que se construyeron y reformaron la Constitución para privatizar el petróleo, aunque no les alcanzó el tiempo para terminar de entregar todos los yacimientos y consumar esa gran infamia”.
Incluso habló de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que resistió una “brutal” embestida privatizadora, al punto de que “empresas como Iberdrola llegaron a tener más influencia que la CFE”. Se les otorgaron permisos y se privilegiaba su producción sobre la generada por la empresa del Estado, con el pretexto de que generaban energía limpia. “Era ninguneada al grado de que no se consideraba energía limpia” su producción.
Contrariamente al abandono de proyectos que convirtieron en chatarra la infraestructura pública en el pasado, subrayó, las inversiones en el apuntalamiento de la refinación en México van en sentido inverso de las tendencias internacionales que apostaban por la transición energética.
“No hicimos caso al canto de las sirenas, las voces de los que pronosticaban, de buena fe, tal vez, el fin de la era del petróleo y la llegada masiva de los automóviles eléctricos y de las energías renovables. Ese avance tecnológico más temprano que tarde se convertirá en realidad con el apoyo de los pueblos y de los países del mundo, que será benéfico para la salud, pero todavía falta algún tiempo”, aseveró.
Romero Oropeza anunció que se buscará recuperar algunos proyectos del pasado con fuertes inversiones y “nulos resultados”, en especial el yacimiento de gas no asociado Lakach, con una reserva de 900 mil millones de pies cúbicos, situado frente a las costas de Veracruz. Se le invirtieron mil 400 millones de dólares y se paralizó durante seis años, por lo que ahora se pretende relanzar con una coinversión de mil 500 millones de dólares con la empresa estadunidense Fortness Energy.
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