Por Pedro García
Veo en las redes sociales mensajes del gobernador electo de Nuevo León, Samuel García, cargados de una energía y propósitos positivos, es decir, impulsar más el desarrollo de esta entidad del noreste, y no veo en el próximo mandatario Constitucional expresiones adversativas. Son pronunciamientos que denotan determinación para el quehacer gubernamental, aislado de lo que fue la campaña electoral.
En otras palabras, parece que Samuel García ha dejado atrás su papel de aspirante opositor y ocupa su tiempo en el diálogo con el gobierno de la República y en la gestión económica, por ejemplo, los contactos personales con el gobierno de Texas, el principal socio de Nuevo león.
De inicio, Samuel García proyecta que hará un trabajo concentrado en lo que los nuevoleoneses le han mandado al elegirlo gobernador.
Luego vendrá el acto político más importante: la Toma de Protesta que lo investirá gobernador Constitucional y su presentación de cuerpo entero ante la sociedad de Nuevo León.
Y manos a la obra…el impulso de la economía es relevante para el avance de la sociedad que se traduce en ingreso, derrama económica, posibilidades de educación, servicios de salud y, lo básico, tener el servicio de la movilidad, la transportación, renglón venido a menos antes y durante la pandemia.
Estimo que Samuel García debe iniciar su gobierno con una reparación del servicio del Transporte, con una cirugía mayor, no entendida en llegar y meter el hacha, sino en hacer un remedio integral con un sentido de modernización que incentive, estimule, la participación de todos los actores: los transportistas, el gobierno y la sociedad, los usuarios.
La entrada reciente a servicio de la Línea 3 del metro significó un remedio parcial, valioso, pero limitado en la extensión territorial. Es más, la Línea 3 ya integrada al sistema pasó a formar parte de la Línea 2 y dibujar una gran “u” metropolitana. Por lo tanto, el Metro requiere de más “metro”.
En cuanto al sistema de camiones y taxis consideramos que el nuevo gobierno debe trabajar en alentar la supervivencia de quienes han invertido en el servicio.
Procurar que la Ley y los reglamentos que rigen la movilidad fomenten la existencia del transporte, revisar una de las principales quejas que es el concepto de “castigo” con multas costosas a los taxistas y otros renglones que son considerados onerosos en relación con el deprimido mercado (demanda).
También, corregir a Enlaces Inteligentes que no retribuye a los concesionarios de camiones las tarifas devengadas y que son entregadas con varias semanas de retraso en detrimento de sus posibilidades de financiar el servicio. Dicho esto por los propios camioneros.
Por otro lado, los concesionarios o permisionarios de camiones públicamente avisan a los usuarios su imposibilidad en servirlos mejor y en las ventanillas de las unidades se puede leer su excusa de no poder atender de la mejor manera la demanda.
En entrevistas, los camioneros han advertido que el servicio está mermado en unidades por la falta de ingresos, derivado de la pandemia lo cual les ha provocado fuertes presiones financieras y, por consiguiente, de cumplir con la Ley en cuanto a mantener un parque vehicular actualizado en modelo. Y que, conforme se vaya normalizando la “vida”, se presentará un déficit en la transportación.
Entonces, es claro que en la transportación se ha creado un socavón de servicios que merece la mayor atención de Samuel García.
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