Se llegó a un punto en que ya no será posible restablecer las relaciones que tuvieron Rusia y Occidente, eufemismo por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), declaró este jueves el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.
“Si algún día nuestros vecinos de Occidente y antiguos socios de repente se interesan en restablecer los trabajos conjuntos sobre la seguridad europea, no se podrá simplemente. Ya que restablecer significa volver a lo que se tenía antes. Y eso es imposible”, explicó Lavrov en una conferencia de prensa por Internet dedicada a la seguridad europea.
El jefe de la diplomacia rusa convocó de urgencia a los reporteros después de que las autoridades de Polonia, que ejerce la presidencia rotatoria de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación Económica), le negaron la entrada a la ciudad polaca de Lodz que este jueves y viernes será sede de una reunión del Consejo de Ministros (de Relaciones Exteriores) de la organización, de la cual Rusia es miembro.
Lavrov aprovechó la ocasión para repetir algunos de los argumentos que usa Rusia para justificar su política en el contexto de la guerra que libra en Ucrania ya más de nueve meses. El canciller ruso afirmó:
Que Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) “son parte de esa guerra no sólo por suministrar armamento a Ucrania, sino por preparar a sus militares en Gran Bretaña, Alemania, Italia y otros países”.
Que Rusia “ataca con misiles la infraestructura energética de Ucrania debido a que ésta permite a los países occidentales atiborrar al régimen neonazi de Kiev de armamento que mata a rusos”.
Que Rusia “lleva a cabo en Ucrania una operación militar para defender sus intereses legítimos con base en el derecho internacional y no conforme a las reglas que imponen a otros los estadunidenses”.
Que Moscú decidió posponer las conversaciones sobre reducción de armamento nuclear esta semana por cuanto “es imposible hablar de estabilidad estratégica en este momento cuando se ignora todo lo que ocurre en Ucrania”.
Que la OTAN “retoma las prioridades de la Guerra Fría y quiere dejar Rusia fuera de Europa” y la OSCE “es ya una organización marginal y su actual presidencia rotatoria, Polonia, está cavando su tumba al fragmentar los espacios europeos”.
Que la Unión Europea “miente cuando asegura que no se impusieron sanciones a los cereales y fertilizantes rusos porque, si bien no figuran en la lista de restricciones, Rusia no puede realizar transacciones bancarias para financiar las exportaciones y sus embarcaciones no pueden atracar en puertos europeos ni es posible asegurar las cargas”.
Que Rusia “no ha solicitado ni necesita negociar con Ucrania para ganar tiempo, pero que si alguien está interesado en encontrar una solución negociada, está dispuesta a escucharlo”.
Que si Estados Unidos y sus aliados de la OTAN “reconocen sus errores y expresan el deseo de discutir los documentos que propusimos en diciembre (del año pasado) sería muy positivo, pero dudo que lo hagan. Es más: no sólo rechazan las propuestas de Rusia sobre garantías de seguridad, sino emprendieron decisiones que se contradicen con la perspectiva de reanudar el diálogo”.
Que “el Papa Francisco exhorta a iniciar negociaciones, pero hace declaraciones poco cristianas al decir que dos pueblos rusos (el checheno y el buriata) cometen atrocidades durante los combates y que Rusia espera que no vuelva a hacer ese tipo de acusaciones”.
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