Reuters
El economista Santiago Peña juró este martes como presidente de Paraguay para los próximos cinco años, en una ceremonia en la que se comprometió a «construir alianzas» y mostrar un liderazgo «firme y ético» para mejorar la calidad de vida de los paraguayos.
Peña, de 44 años, recibió los atributos de presidente en una sesión solemne del Congreso al aire libre en la explanada del Palacio de Gobierno en Asunción, en la que también prestó juramento el vicepresidente Pedro Alliana.
Los mandatarios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay y el rey de España asistieron a la ceremonia, así como el vicepresidente de Taiwán, William Lai. Paraguay es uno de los pocos países del mundo que mantiene lazos diplomáticos formales con Taiwán, una isla que China considera parte de su territorio.
«Construiremos alianzas y cooperación con una visión geoestratégica, buscando acuerdos horizontales», dijo Peña en su discurso. La relación de más de seis décadas con Taiwán «es una muestra de esto y del espíritu amigable y cooperativo de Paraguay con naciones a las que tenemos un gran afecto», agregó.
El mandatario, quien reemplaza en el cargo a Mario Abdo Benítez, obtuvo una sólida victoria en la elección de abril representando al derechista Partido Colorado, que ha gobernado Paraguay los últimos 75 años con la excepción de cinco.
Peña prometió políticas favorables a las empresas centradas en la creación de empleo, impuestos bajos y la atracción de inversión extranjera para ayudar a la recuperación de la economía tras la pandemia de COVID-19 y una sequía que el año pasado redujo a más de la mitad la cosecha de soja.
En su discurso, Peña dijo que trabajará para combatir la corrupción en las instituciones del Estado, luchar contra la pobreza que alcanza a casi un 25% de la población y mejorar la educación, la sanidad y la seguridad.
«Es hora de un pacto para alcanzar la calidad de vida que se merecen las familias paraguayas», señaló. «La paciencia y la tolerancia se agotan ante el hartazgo de los ciudadanos que ven a sus líderes pelearse mientras faltan útiles en las escuelas, medicamentos en los hospitales y seguridad en las calles».
Peña tendrá también como desafío las relaciones con Estados Unidos tras las denuncias contra su mentor político, el expresidente Horacio Cartes, al que recordó con gratitud en el comienzo de su discurso. Peña fue ministro de Hacienda de Cartes antes de iniciar la carrera política que lo llevó a la primera magistratura.
Estados Unidos dijo que Cartes participó en actos de corrupción significativos y le impuso sanciones económicas que lo obligaron a desprenderse de sus empresas. El exmandatario, quien estaba presente en la ceremonia, niega las acusaciones.
Algunos analistas creen que Cartes tendrá mucha influencia en el nuevo Gobierno, que contará con el apoyo de una mayoría en los escaños del Congreso. Peña «debe dejar claro el legado de autonomía que tiene», dijo la politóloga Milda Rivarola al diario Última Hora.
«Que la gente sienta que el que decide es él y no Cartes, porque sino (…) no se va a saber dónde está la cabeza del Ejecutivo. Definir esa relación, si va a ser un delegado o si él será el presidente», agregó.
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